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Dificultad para resolver problemas simples
Pérdida de orientación temporal o espacial
Lenguaje confuso o repetitivo
Objetos colocados fuera de lugar sin recordar dónde
Cambios en el juicio, el humor y la personalidad
"Muchos de estos síntomas se confunden con el envejecimiento normal, pero deben tomarse en serio", advierten desde la Asociación del Alzheimer. Cuanto antes se identifiquen, mayores serán las posibilidades de intervenir con tratamientos y ejercicios que ralenticen la progresión.
El riesgo de padecer Alzheimer depende de una combinación de factores genéticos, ambientales y de estilo de vida. Si bien la edad es el principal factor de riesgo -la mayoría de los casos se diagnostican a mayores de 65 años-, existen otros elementos a considerar.
El historial familiar de la enfermedad, la presencia de genes como el APOE-e4, y condiciones de salud como la hipertensión, la diabetes o el colesterol elevado son factores determinantes para saber si se tendrá o no esta enfermedad.
La buena noticia es que el cerebro puede entrenarse. La neuroplasticidad -la capacidad de generar nuevas conexiones neuronales- permite mantener funciones cognitivas incluso ante el daño causado por el Alzheimer. Pero, para eso, es clave mantener la mente activa.
Los especialistas de Harvard destacan una lista de hábitos que actúan como un "ejercicio cerebral" efectivo:
Resolver sudokus, crucigramas y juegos mentales
Leer libros o artículos de interés
Aprender un nuevo idioma o habilidad
Caminar al menos 30 minutos al día
Dormir entre 7 y 8 horas por noche
Mantener una alimentación equilibrada, como la dieta mediterránea
Sostener relaciones sociales activas